Stonehenge y alrededores

Este plan es para una escapada rápida, incluso para visitar en un día si se hace en días largos (y sois madrugadores). Un plan fuera de Londres genial para ir con niños y sin ellos.

Nosotros lo hicimos entre sábado y domingo, teniendo en cuenta que nunca salimos pronto (este aspecto hemos de entrenarlo mucho) y que anochecía a las 4 de la tarde. Fue un buen break cero programado antes del no parar navideño pero que me chifló.

Nunca me había motivado Stonehenge, y no será porque no esté anunciado y sea una propuesta indispensable en todos los circuitos turísticos o propuesta de las veces que vine a estudiar inglés en verano. Pero a falta de plan, y siendo una de los lugares que puedes visitar gratis si eres miembro de English Heritage (ya os conté más aquí), si no lo eres la entrada tampoco es cara, decidimos ir la noche antes ya que está a menos de dos horas de Londres en coche.

Y me sorprendió, ¡vaya si me sorprendió! Esas piedras de hace unos 5.000 años dispuestas de forma circular en medio del campo impresionan, ¡y mucho! Está muy bien organizado, desde el parking, la recepción, museo, cafetería y tienda salen autobuses cada 5 minutos. El monumento está a 2km. y se puede ir también andado hasta allí. Hay audio guías disponibles y carteles informativos. La visita no es muy larga, pero vale la pena luego pasarse por el museo para entender mejor la época, los avances, cómo vivían, el esfuerzo que debió suponer arrastrar aquellas piedras hasta allí e incluso divagar sobre su posible significado.

Esta visita cobra especial curiosidad entorno a los solsticios de invierno y de verano, donde acuden miles de personas para verlo. Nosotros pudimos presenciar una ceremonia organizada por druidas celebrando el solsticio de invierno. No era una representación, sino druidas de verdad. A mi me impactó todo: los megalitos de la época de las Pirámides de Egipto (que es de las cosas que más me han marcado) y los druidas con sus rituales. Así que sí, ¡mi ánimo a visitar este sitio del neolítico lo tenéis!

De allí nos acercamos a Salisbury, un pueblo que tiene una catedral gótica preciosa. Y la mejor copia de la Carta Magna. No pudimos verla toda puesto que estaba la BBC grabando los villancicos de Navidad pero el exterior y el claustro son ¡una maravilla! Si alguien me explica por que en Inglaterra las iglesias y catedrales están a las afueras en vez de en el centro, como suele ser en España, ¿no? Me resolverá una gran duda. Al coincidir con época Navideña en la plaza central había un mercado navideño muy agradable con puestos de todo tipo.

Luego nos acercamos a un castillo en medio de la naturaleza. Se trata de Old Wardour Castle, un castillo que data del siglo XIV y que está medio en ruinas (como no podía ser de otra manera). Pero se puede acceder a los diferentes pisos y ¡te crees cual caballero y dama de la época! A los niños les fascina porque realmente te metes en el papel. El viaje vale la pena, ya que se recorren unas zonas de campo preciosas, prácticamente inhabitadas. ¡Un lugar de postal!

Y al finalizar el día acabamos cruzando Cranborne Chase AONB (Areas of Outstanding Natural Beauty), un parque natural muy bonito, hasta llegar a Shaftesbury. Tuvimos suerte de tener habitación en The Grosvenor Arms, un hotel que me recordó mucho a los los que conocimos en los Cotswolds, muy bien puesto y fácil para ir con niños, además de estar en el centro del pueblo. Llegamos justo para la cena, así que fue a la mañana siguiente cuando pudimos recorrer una de las calles más pintorescas del Reino Unido, Gold Hills, y dar un paseo por el pueblo y sus alrededores disfrutando de unas maravillosas vistas. ¡Qué paz! 

De vuelta a Londres pasamos por Winchester, donde hay otra catedral gótica importante. La que tiene la nave más larga de Europa y donde está enterrada Jane Austen.

Así se pasaron dos días la mar de entretenidos fuera de Londres. Si os animáis a visitar la zona contadme qué os parece 😉

Feliz 2018!